Tú
lloraste, me odiaste e hiciste a creer a todas que eras la víctima; hasta los
míos me odiaron. Pero aún así, a pesar de todo, me mantuve a tu lado, por nada,
sólo por compasión. Me exigiste reflexionar, pero tú fuiste la que debió
hacerlo. Lo hiciste, en secreto, pero sin actuar y aún así me maldijiste. Hasta
ahora lo recuerdo. Me llamabas cobarde, pero yo fui quien tomo la decisión que
tú pudiste evitar. Aunque me nieguen, pude tomar otra ruta, pero no quisiste
aceptar tu error. Entonces ahí te conocí realmente. Mucho tiempo viví quimeras,
las que todos creían. Eras muy diferente baja esa tímida sonrisa; y, ahora, “libre”
traicionaste tus convicciones. No has sido más que una hipócrita. Por mis
ideales no he hablado más de la cuenta, pero sé que todos cambiaran tu opinión
de ti. Crees ser muy honesta y dulce, pero tu peor rostro no puede ser ocultado
por tus bondades. Se necesitan más que fútiles actuaciones para tratar conmigo;
yo sólo buscaba paz y ayuda, pero tú me comprabas con lo material de mis
pasiones. Cuando más te necesitaba, me negaste alegando tú propio bien,
egoísta; después de lo que hice por ti. Tu orgullo evitó que recuperaras lo que
supuestamente más querías. Lloraste en ese momento, lo recuerdo muy bien, yo
también lo sentí, pero tú no querías cambiar, laméntate pues no sabes lo que
perdiste. Tus exigencias me eran caprichos de tonta niña, tus los idealizabas
sin razón más que por mero engreimiento. Así que no te quejes, no te quejes.
Ahora dices sonreír. Los planos han cambiado, aunque yo también lo haga, cuesta
más de lo debido. No he vuelto a ser la misma persona en mucho tiempo, recién
ahora puedo enfrentar mis dragones, cortar sus cabezas. Mis desafíos nunca se
han comparado con los tuyos, según tú, te burlabas y me humillabas. No eres
fuerte, nunca lo has sido. Es tu ilusión para sentirte mejor con tu miserable
persona, tu debilidad y falta de temple. Nunca has logrado nada por ti misma,
tus supuestos logros son efímeros, tú no conoces la presión como yo, no conoces
el miedo ni mucho menos el dolor. Por eso ahora mismo ríes. Odio tu felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario